Hoy, ya pasadas las vacaciones, os venimos con una información que seguro que os resulta muy interesante…
¿Está preocupad@ por su peso corporal? ¿No sabe que hacer? siga leyendo…
Después de las fiestas navideñas es habitual llegar a enero con unos kilitos de más y querer bajarlos rápidamente. La utilización de sustancias, productos, métodos y dietas que prometen efectos sorprendentes y rápidos para la pérdida de peso está de moda. La información disponible es excesiva, y muchas veces promueve la creencia de mitos sin fundamento científico. El seguimiento de este tipo de “dietas” implica una serie de riesgos para la salud.
Por lo tanto olvida la “operación bikini, navidad,..” la mejor manera de perder peso saludablemente es sin poner en riesgo tu salud, buscar el apoyo profesional CUALIFICADO, que te ayudará a planificar una dieta personalizada, corregir hábitos alimentarios inadecuados y mitos interiorizados.
Os vamos a desmontar algunos de los cientos de miles de mitos que existen, comencemos…
Mito 1: “El agua engorda durante las comidas” “Se debe beber menos si se pretende perder peso”.
El agua natural es un nutriente acalórico. Por tanto, no engorda ni adelgaza si se toma antes, durante o después de las comidas. Si la función renal es normal, no es esperable aumentar de peso al beber agua.
Mito 2: “Es necesario tomar suplementos vitamínicos”
Nosotros nos encontramos mucho en la farmacia a personas que se encuentran decaídos y siempre acuden a por un multivitamínico, sin ningún fundamento, siendo otra razón la causa de la misma, como la falta de energía al estar practicando una de las famosas dietas hipocalóricas de manera autodidacta… y todo lo que le ocurre se lo achacan a una falta vitamínica y esto es FALSO¡¡
La mayoría de quienes los ingieren realmente no los necesitan. En individuos que se nutren adecuadamente (salvo excepciones), las preparaciones multivitamínicas representan, por lo menos, un gasto innecesario y que puede llegar a ser perjudicial.
Mito 3: “Las vitaminas engordan”
Las vitaminas son nutrientes que no aportan energía y, por tanto, es imposible que engorden.
Mito 4: “La margarina engorda menos que la mantequilla” y, además, “Es mejor tomar margarina que mantequilla, porque está hecha con aceites vegetales, que previenen la enfermedad cardiovascular”
Para convertir un aceite vegetal (líquido a temperatura ambiente) en una grasa para untar, los fabricantes lo someten a un proceso de hidrogenación. Esas grasas artificialmente sólidas son las grasas trans, que se han asociado con efectos colaterales.
Mito 5: “La dieta sin gluten adelgaza”
Uno de los mitos alimentarios de moda, es la dieta libre de gluten. La enfermedad celiaca deriva su nombre de la palabra griega koliakos, que significa “sufrimiento intestinal”, indicando así la situación de daño que padece la mucosa del intestino delgado proximal, como consecuencia de una intolerancia al gluten.
El gluten se encuentra en los cereales como el trigo, la cebada, el salvado o el centeno.
El gluten está formado principalmente por gliadinas y gluteninas.
Recientemente han salido a la palestra algunas celebridades que defienden las bondades de la dieta sin gluten, aun sin sufrir de celiaquía o intolerancia a este grupo de proteínas. Afirman que la dieta libre de gluten les ayuda a reducir peso.
Hay un par de factores adicionales que pueden contribuir a que las personas que dejan el glúten (sin tener enfermedad celíaca) pierdan peso:
- Las personas que dejan el gluten empiezan a prestar mucha atención a las etiquetas. Y se sabe que cuando las personas revisan detalladamente lo que consumen, tienden a hacer elecciones de alimentos más saludables, lo cual puede contribuir también a la pérdida de peso.
- Cuando las personas dejan el gluten voluntariamente, suelen empezar a comer más sano porque empiezan a cocinar más en casa, comiendo menos snacks y menos alimentos procesados.
Evidentemente, si se evitan estos productos y se reemplazan por alimentos con menos contenido energético, eso ayudará a reducir el peso corporal. Esto es así, independientemente del hecho de que contengan o no gluten.
Una dieta basada en alimentos sin gluten no es adecuada para las personas que no son intolerantes a esta proteína, ni se ha probado algún beneficio.
De hecho, muchos de los productos sustitutivos de los productos con gluten pierden sabor y para conseguir mayor palatabilidad se utilizan cantidades mayores de azúcar y de grasas trans. La falta de fibra es, además, uno de los problemas que pueden encontrarse en una dieta sin gluten, así como la deficiencia de hierro y calcio.
Realmente no hay estudios científicos controlados que demuestren que una dieta libre de gluten produzca pérdida de peso en personas sin enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca. (https://www.researchgate.net/publication/280388376_Navigating_the_gluten-free_boom)
Si tienes como objetivo perder peso (y no necesitas seguir una dieta sin gluten por enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca), póngase en manos de una persona CUALIFICADA.
Y si piensas que puedes tener enfermedad celíaca o intolerancia al gluten no celíaca, visita a tu médico. Él te dará el mejor consejo y te orientará a un diagnóstico preciso.
Mito 6: “Comer a la noche engorda”
No importa en qué momento del día se come, sino QUÉ y CUÁNTO se come, así como también la actividad física que se haga. Esto es lo que va a determinar si se gana, mantiene o pierde peso.
Mito 7: Ciertos alimentos ayudan a quemar las grasas. ¿Cuántas veces hemos escuchado que un pomelo o el zumo de limón en ayunas ayuda a quemar las grasas ?
Esto es totalmente falso! NINGÚN alimento puede quemar grasa. Además, la mejor manera de perder peso es reduciendo la cantidad total de calorías y siendo físicamente más activo.
Mito 8: “Las verduras y frutas frescas siempre son mejores que los congelados o enlatados”
Falso. Las verduras y frutas congeladas, son cosechadas y procesadas en el mismo día, preservando la mayoría de los nutrientes.
Mito 9: “Todos los productos light son bajos en calorías”
Todos los productos light tienen algunas calorías de menos pero no necesariamente son carentes de energía. Lo mejor es leer el etiquetado y compararlo con el producto original para ver qué porcentaje real de reducción calórica presenta el alimento que queremos consumir.
Mito 10: “Sudar favorece la pérdida de peso”
De nuevo esta creencia es falsa. La sudoración elimina los líquidos del organismo, pero no las grasas.
La pérdida de peso(reducción de grasa corporal) es una de las razones para hacer ejercicio más extendidas entre la población adulta. Sin embargo, estas personas piensan que para tal fin hay que realizar ejercicio y cuanta más sudoración provoque éste, mayor será la pérdida de peso.
Esta idea conduce a una práctica muy extendida, consistente en el uso de una vestimenta excesivamente gruesa para las condiciones ambientales, impermeables, o bien de fajas y otros elementos aislantes que combinados con el ejercicio y con la restricción en la
ingesta de líquidos, proporciona a las personas la impresión de una pérdida de peso mucho mayor. Así realizan esfuerzos bajo condiciones terribles, pues pretenden adelgazar a costa de correr a las horas de mayor calor, colocándose un plástico sobre la piel o se introducen en la sauna para sudar abundantemente esperando un efecto adelgazante.
Con estas prácticas se exponen al riesgo de alterar su estado de hidratación a causa de una excesiva pérdida de agua.
Mito 11: “El pan engorda”
El contenido calórico del pan blanco es aproximadamente de 250 kcal por cada 100g. Pero normalmente lo acompañamos de embutidos, patés, quesos, cremas de untar, salas, mantequilla,.. El pan tostado, los picos, los colines o la corteza no tienen menos calorías que la miga, sino todo lo contrario. Si queremos tomar algo menos de calorías podemos sustituir el pan blanco por pan integral, y así añadimos una cantidad extra de fibra, minerales y de vitaminas del grupo B.
Mito 12: “Comer alimentos saludables es demasiado caro”
Comer mejor no tiene que costar mucho dinero. Muchas personas piensan que los alimentos frescos son más saludables que los enlatados o congelados. Por ejemplo, algunas personas piensan que la espinaca es mejor cruda que congelada o enlatada.
Sin embargo, algunas frutas y vegetales enlatados o congelados proporcionan tantos nutrientes como los frescos y a un costo menor. Escoja vegetales enlatados bajos en sal y frutas enlatadas en su propio jugo o en agua. No se olvide enjuagar a los vegetales enlatados para quitarles el exceso de sal. Algunos productos del mar enlatados, como el atún, son saludables, de bajo costo y fáciles de conservar en la dispensa. Otras fuentes saludables de proteína que no cuestan mucho son las lentejas, las almejas o chícharos y los garbanzos enlatados, congelados o empaquetados en funda.
Mito 13: “No se deben comer en la misma comida alimentos de diferentes grupos”
Este mito tiene su origen en la conocida «dieta disociada».
LAS DIETAS DISOCIADAS: Son dietas poco restrictivas y permiten comer de casi todo, por lo que tienen muchos simpatizantes. La idea es no combinar proteínas con carbohidratos. Esto parece tener poco sentido pues el organismo tiene enzimas digestivas para cada uno de los componentes de los alimentos.
La realidad es que no existen pruebas científicas que avalen el concepto de que el organismo necesita consumir por separado las proteínas y los glúcidos ya que no los puede digerir juntos. Los seres humanos somos omnívoros, es decir, contamos con un estómago y un intestino capaces de digerir a la vez cualquier tipo de alimentos.
Mito 14: “Para perder peso hay que ser vegetariano”
Falso. Muchos de los alimentos de origen vegetal como semillas, frutas secas, quesos vegetales y amasados hechos con harinas y margarinas vegetales son ricos en grasas. Si se consumen en exceso dichos alimentos se puede aumentar de peso.
Mito 15: “Los hidratos de carbono engordan”
Los hidratos de carbono constituyen la principal fuente de energía para el organismo. Cada gramo de hidratos de carbono aporta 4 kcal. Los alimentos que proporcionan hidratos de carbono son los cereales y derivados (pan, pasta, harinas), patatas, legumbres, frutas y verduras. Deben representar entre el 50 y el 60% de la energía total diaria.
Los alimentos hidrocarbonados son también una fuente de fibra, por lo que aumenta la saciedad de la dieta.
Son un nutriente fundamental para nuestro día a día, pero si nos pasamos en su ingesta, como en otros nutrientes, aportan una energía extra que si nos hará engordar.
Hay que indicar que alimentos como los pasteles, la bollería y los dulces también son fuente de hidratos de carbono, pero aportan azúcares de absorción rápida y muchas veces se acompañan de grasa poco saludables, por lo que se debe moderar su consumo.
ESPERAMOS QUE OS HAYA RESULTADO INTERESANTE, SUBIREMOS MÁS MITOS Y ENTRADAS RELACIONADAS CON LA ALIMENTACIÓN Y LA SALUD.
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